Salzburgo - La propuesta estrella de la Comisión Europea de dotar de más efectivos y competencias a la guardia europea de fronteras para blindarse ante la migración irregular levantó ampollas entre algunos países europeos, como España, temerosos de ver su soberanía nacional sobrepasada.

Los mandatarios europeos abordaron en un encuentro de dos días en la ciudad austríaca de Salzburgo su política migratoria común tanto en su enfoque interno, en el que siguen divididos, como en el externo, donde empiezan a perfilarse avances, especialmente en una mayor cooperación con África.

"Existe una voluntad común de hacer avanzar la propuesta de la Comisión", pero "hay cuestiones relativas a la soberanía y al tamaño de Frontex que tendrán que seguir debatiéndose", dijo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, al término de la reunión en la ciudad natal de Mozart.

Los europeos están globalmente de acuerdo en la propuesta de la Comisión de reforzar la guardia fronteriza -Bruselas propone aumentar a 10.000 sus efectivos para 2020-, si bien algunos disienten en que la agencia conocida como Frontex pueda enviar a sus fuerzas sin el acuerdo del país de destino.

La propuesta presentada por el titular de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, estipula que este cuerpo europeo pueda desplegarse a petición de un gobierno o, "en caso de urgencia", sin su visto bueno cuando, por ejemplo, considere "ineficaz" su control de su frontera exterior.

El canciller austríaco, Sebastian Kurz, señaló a España, Italia y Grecia, países mediterráneos en primera línea de la pasada crisis migratoria, como los más "escépticos" a la reforma de Frontex plateada por el ejecutivo comunitario.

El dirigente centroeuropeo llegó a plantear que estos países tenían un cierto interés en no contar con fuerzas de Frontex para permitir así a los migrantes que lleguen a sus costas continuar su ruta hacia el centro y norte del bloque sin un registro previo, como obligan las reglas europeas.

El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, negó en rueda de prensa las insinuaciones de Kurz y expresó su apoyo a reforzar Frontex, pero con dos matices: "flexibilidad", ya que cada país en la UE es diferente, y "complementariedad" con los guardias fronterizos nacionales.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, celebró la víspera el consenso en la "defensa de las fronteras". "Pero nosotros somos capaces de proteger nuestra propia frontera", agregó el dirigente populista, que en la pasada crisis de refugiados se mostró reticente a acogerlos.

Cooperación con África

La crisis migratoria ya ha quedado atrás. Los migrantes que llegaron a las costas europeas pasaron del poco más de un millón en 2015, en su mayoría huyendo de la guerra en Siria, a unos 90.000 desde comienzos de año, pero la fractura política entre países que originó no se solventó.

La reforma del Reglamento de Dublín, que obliga a los países que pisan en primer lugar los migrantes a gestionar sus eventuales solicitudes de asilo, ejemplifica esta fractura. Sebastian Kurz, cuyo país ejerce la presidencia pro témpore de la UE, no espera ningún acuerdo este año.

Para superar el bloqueo, los mandatarios europeos acordaron en junio al término de una maratónica noche de negociaciones que "de manera voluntaria" los países podrían repartirse a los migrantes y a los solicitantes de asilo, entre otras medidas cuya negociación avanza con cuentagotas.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, que encabeza un gobierno de coalición de populistas y extrema derecha, reclamó de nuevo un "mecanismo europeo" para acoger solicitantes de asilo y precisó que, "si sólo participan un puñado de países", no se podrá hablar de "dispositivo" común.

La visión de los países del Este conocidos como Visegrado (Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia) de una línea dura se acabó imponiendo en la UE, que se centra ahora en lograr una mayor expulsión de migrantes y una mayor cooperación con sus países de origen y de tránsito.

África, de donde proceden la mayoría de migrantes llegados en los últimos meses, desempeña un papel central. La UE anunció que iniciará conversaciones con Egipto como "un importante paso adicional en la lucha contra la migración ilegal" y los traficantes de seres humanos, según Kurz.

Los europeos buscan extender esta cooperación a todos los países del norte de África, de Marruecos a Egipto, por lo que tienen previsto organizar en febrero una cumbre entre la UE y la Liga Árabe en El Cairo, donde tiene su sede esta organización.

Por Toni Cerdà

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