Se pueden distinguir tres tipos.

El primer tipo se produce por un desborde. Después de fuertes precipitaciones, un río se puede salir de su cauce, inundando valles enteros alejados de la zona de lluvias. Los tributarios pueden aumentar el caudal de agua, empeorando las inundaciones río abajo.

El segundo tipo de inundación resulta de la acumulación de agua en las cuencas. Con condiciones climáticas normales, la mayor parte del agua de lluvia es absorbida por el suelo y confluye con la napa freática. Pero, cuando el suelo está saturado, el agua se acumula en la zonas más bajas.

El tercer tipo de inundación se debe a la creciente urbanización de la zonas inundables. El agua sube mediante los desagües en las zonas más bajas. La construcción de edificios y superficies impermeables como el hormigón empeoran este fenómeno. El suelo puede absorber menos agua, sobrecargando las alcantarillas.