El contenido es de uso gratuito, pero está sujeto a unas condiciones de uso. Consulte nuestras FAQ para conocerlas. Si usted pulsa en las opciones Download/Embed (descargar/insertar), reconoce que ha leído y ha aceptado las condiciones de uso.
El fenómeno de las bacterias cada vez más resistentes a los medicamentos, acelerado por el consumo excesivo de antibióticos, preocupa desde hace años a las autoridades sanitarias mundiales.
Las farmacéuticas Merck y Pfizer anunciaron resultados alentadores para los primeros tratamientos orales contra el covid-19, mientras un antidepresivo también mostró signos prometedores.
Tras detectarse varios casos de trombosis en personas vacunadas, ¿qué se sabe hasta ahora de los efectos secundarios de las vacunas de AstraZeneca y Johnson & Johnson?
¿Cómo explicar los graves -e inusuales- problemas sanguíneos observados en algunas personas vacunadas contra el covid-19 con AstraZeneca? El misterio empieza a disiparse tras una reunión de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Los laboratorios presionan a los gobiernos europeos para que compartan los riesgos financieros en caso de demandas por efectos secundarios indeseables de las vacunas contra el coronavirus.
La medicina empieza a acotar los tratamientos útiles contra el covid-19, descartando por ejemplo los antivirales contra el HIV y la hidroxicloroquina, sin que todavía se disponga de un remedio eficaz aplicable a la mayoría.
Las prisas por hallar una vacuna contra el covid-19 podrían suscitar una retahíla de falsos anuncios y esperanzas frustradas, así como problemas de seguridad sanitaria, advierten los expertos.
Europa, hasta ahora relativamente a salvo del fentanilo, intenta escapar a la amenaza mortal de un medicamento calmante del dolor que se ha convertido en una droga mortífera.