Fráncfort (Alemania) - La política de tipos de interés bajos y negativos que desde hace cinco años lleva a cabo el Banco Central Europeo (BCE) ya generaba preocupación en los bancos de la eurozona antes de la nueva bajada del precio del dinero, decidida el 12 de septiembre.

¿En qué afecta esta estrategia a los bancos y a sus clientes y ahorradores?

¿Cómo impacta a los bancos?

El BCE decide la política monetaria de los 19 países miembros de la zona euro, al fijar el nivel de los tipos de interés llamados "oficiales". Estos tipos influyen en el costo del crédito que ofrecen los bancos y en la rentabilidad del ahorro.

Desde marzo de 2016, la institución monetaria bajó su principal tipo oficial al 0%, lo que permite a los bancos tomar dinero prestado gratuitamente por una semana.

Además, desde verano de 2014, los bancos tienen que pagar al depositar su exceso de liquidez a corto plazo en el BCE. Esa tasa, llamada "de depósitos" sancionaba a los bancos obligándolos a pagar el -0,40%. Ahora este pago será a una tasa anual de -0,50%. El BCE acaba de bajar el pago por cuarta vez desde 2014 para impulsar los préstamos bancarios y estimular la actividad.

La montaña de dinero durmiente alcanzaba a inicios de septiembre unos 1,8 billones de euros, según el BCE. Al aplicarle una tasa de -0,50%, la factura anual será de 9.000 millones de euros para los bancos.

Por eso el BCE hizo un gesto el 12 de septiembre a favor de los bancos, instaurando un sistema de tasas negativas en dos niveles que exonera un volumen importante de liquidez de esa tasa negativa. Esto debe llevar a reducir "a la mitad" la factura para los bancos, según Frederik Ducrozet, estratega en Pictet Wealth Management.

Los bancos necesitan depositar fondos en el BCE para lidiar con las retiradas de dinero de sus clientes. Sin embargo, suelen depositar mucho más que ese monto obligatorio.

Esos tipos de interés constituyen así una herramienta crucial: al incentivar el bajo costo del crédito y obligar a los bancos a pagar cuando almacenan el dinero en lugar de prestarlo, el Banco Central pretende estimular la actividad económica.

Esta política afecta directamente a la rentabilidad de los bancos en su actividad de préstamo, al reducir cada vez más el margen entre el tipo de interés al que los éstos prestan y el que pagan cuando se refinancian.

Hasta ahora los bancos franceses y alemanes pagan el tributo más fuerte.

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Evolución de la tasa de refinanciamiento y de la tasa de depósitos del BCE entre 2005 y 2019. Gráfico: Matthias Bollmeyer, Kun Tian y Maryam El Hamouchi / AFP

¿Qué perspectivas?

Los bancos deben convencer a los inversores de su capacidad para afrontar tasas negativas duraderas, al mismo tiempo que deben respetar la reglamentación que los obliga a dotarse de capitales suplementarios para afrontar eventuales choques financieros.

Ahora el sistema bancario no está expuesto de manera uniforme a las tasas bajas: los grupos bancarios con ingresos muy dependientes de los préstamos y de los depósitos, como los bancos regionales alemanes, son los principales damnificados por este escenario y lo sufren más que los bancos diversificados en servicios financieros, seguros o bancos de negocios y de inversiones, que es el caso de los franceses.

¿Qué consecuencias tiene para los clientes y los ahorradores?

"Las tasas negativas conducen a una absurda situación pues los bancos ya no quieren tener más depósitos de los clientes", declaró a inicios de septiembre Sergio Ermotti, presidente ejecutivo del banco suizo UBS.

Hasta ahora, los bancos sólo cobraban a sus clientes por depósitos importantes cuando se trataba de empresas, pero según un sondeo realizado en julio en Alemania, una treintena de entidades bancarias del país han decidido cobrar a sus clientes más ricos por sus depósitos, cuando estos superan los 100.000 euros.

Sin embargo, esta práctica no es algo corriente en la eurozona, donde los bancos compiten fuertemente entre sí para conquistar más clientes y así compensar su pérdida de margen.

El préstamo inmobiliario a un tipo competitivo se ha convertido en su principal cebo, en beneficio de los nuevos deudores, que se perfilan como los grandes ganadores de la estrategia del BCE.

En cambio, los ahorristas que pusieron su dinero en inversiones financieras parecen ser los perdedores, pues la rentabilidad de muchos productos de ahorro bajó a la vez que lo hicieron los tipos. Este es un asunto especialmente sensible en Alemania, donde muchos jubilados contaban con sus ahorros.

Los tipos negativos hacen que las inversiones financieras seguras dejen de ser atractivas, e "inducen a asumir riesgos excesivos, tanto a particulares como a fondos de inversión, que buscan rentabilidad a toda costa y que se vuelven hacia productos más peligrosos, lo que es un riesgo", señaló el economista Eric Dor, director de estudios económicos en el IESEG Management School.

Por Carole Guirado

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