Fráncfort (Alemania)  - El casi concluido gasoducto Nord Stream 2, que duplicará el abastecimiento de gas entre Rusia y Alemania, ha dividido a las capitales europeas y generado tensiones con Washington.

Ante el histórico encuentro del presidente estadounidense, Joe Biden, con el ruso, Vladimir Putin, éste es un vistazo al proyecto, calificado por Washington como un riesgo de seguridad geopolítica, pero también como algo inevitable.

 

¿En qué consiste?

El ducto subacuático de 1.200 km que va de la costa báltica rusa al noreste de Alemania sigue la misma ruta del Nord Stream 1, completado hace más de una década. Al igual que su gemelo, el Nord Stream 2 podrá enviar 55.000 millones de metros cúbicos de gas por año a Europa, aumentando el acceso del continente a gas natural relativamente barato.

El gigante ruso Gazprom tiene una presencia  mayoritaria en el proyecto, valorado en 12.000 millones de dólares (10.000 millones de euros). Participan también las alemanas Uniper y Wintershall, la francesa Engie, la anglo-holandesa Shell y la australiana OMV.

 

¿Por qué es polémico?

El Nord Stream 2 permite evitar el uso los gasoductos de Ucrania, dejando al país sin miles de millones de euros anuales en tarifas de tránsito y, según Kiev, elimina un mecanismo clave de control a la agresión rusa.

Ucrania, en conflicto con Rusia desde que Moscú se anexionó Crimea en 2014, también teme que el Nord Stream 2 sea usado por Rusia para ejercer presión política. En disputas previas con Rusia, Ucrania ha visto suspendido varias veces su abastecimiento de gas.

Estados Unidos comparte esas preocupaciones, al igual que varios países europeos, como Polonia y otros que temen resultar demasiado dependientes de Moscú para su seguridad energética.

Los analistas discrepan sobre las bondades económicas y ambientales del proyecto. Un informe de 2018 del centro de estudios alemán DIW tildó el proyecto de innecesario y basado en proyecciones que "sobrevaloran significativamente la demanda de gas natural en Alemania y Europa".

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Gráfico: Patricio Arana y Sabrina Blanchard / AFP

¿Por qué interesa tanto a Alemania?

Rusia y Alemania insisten en que el Nord Stream 2 es un proyecto comercial.

Alemania, la principal economía europea, importa alrededor del 40% de su gas de Rusia y considera que el ducto le ayudará a dejar atrás el carbón y la energía nuclear de su matriz energética. El excanciller alemán Gerhard Schroeder, quien es cercano a Putin, es presidente del comité de accionistas de Nord Stream.

A inicios de este año, la canciller Angela Merkel resistió presiones de Washington y Bruselas para descartar el ducto, tras el encarcelamiento del opositor ruso Alexéi Navalni.

"Queda la sensación de que el entusiasmo de Berlín por el ducto ha decaído fuertemente, pero nadie con autoridad está preparado para detenerlo", escribió Steven Pifer, exembajador de EEUU en Ucrania y analista de la Brookings Institution, en un informe reciente. El Partido Verde alemán, que seguramente estará en el próximo gobierno, se opone al Nord Stream.

 

Giro en EEUU

El presidente Biden, al igual que sus predecesores, objeta el Nord Stream 2, al que califica como una amenaza a la seguridad. Pero sus críticos apuntan que EEUU también busca aumentar sus ventas de gas natural a Europa, con precios más altos que el ruso.

Las sanciones estadounidenses a los buques rusos que transportan la tubería en los últimos años han logrado atrasar la construcción del ducto, lo que ha enfurecido a Alemania. Pero Biden, ansioso por reconstruir las relaciones transatlánticas después de Trump, levantó en mayo pasado las sanciones sobre la empresa rusa a cargo del proyecto.

Los analistas vieron la medida como un ramo de olivo a Berlín, cuyo apoyo necesita Washington para enfrentar otras amenazas, como el surgimiento de China. El secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, calificó la conclusión del Nord Stream 2 como un "hecho consumado".

 

¿Qué le espera a Ucrania?

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, calificó el levantamiento de sanciones como una victoria para Putin. "Nord Stream 2 no es un proyecto económico, es una amenaza seria", aseguró Zelenski.

Biden invitó al líder ucraniano a la Casa Blanca en julio, en una señal de apoyo a Ucrania. Observadores dicen que Washington podría centrar su atención en trabajar con Alemania para limitar los efectos del Nord Stream 2 sobre Ucrania.

El ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, ofreció mediar en las conversaciones para extender el contrato de Gazprom con Ucrania para el transporte de gas. Bajo el acuerdo actual, Gazprom deberá pagar tarifas de tránsito hasta 2024, incluso si deja de usar los ductos ucranianos.

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