El nuevo líder conservador, de 49 años, juró su cargo ante el presidente Alexander Van der Bellen en Viena, en una ceremonia televisada.

Su predecesor, Alexander Schallenberg, que ocupaba el puesto de forma interina, había presentado su dimisión la semana anterior, unas horas después de que el antiguo canciller Sebastian Kurz anunciara que dejaba la política y renunciaba a la presidencia del partido ÖVP tras un escándalo de corrupción que frustró su gobierno.

La formación oficialista nominó a Nehammer, un antiguo militar, para asumir la jefatura de la formación y el puesto de canciller. Su primera misión, según le recordó el jefe de Estado, será gestionar la pandemia de covid-19 y "no hacer promesas falsas", en un contexto de confinamiento en Austria impuesto el 22 de noviembre por 20 días.

"El coronavirus está pesando en la gente. Y para muchos, el límite de lo razonable está sobrepasado", dijo, prometiendo "diálogo y escucha" -cualidades alabadas en este líder conservador- para superar las "divisiones".

El desafío de un desconfinamiento

El país -de 8,9 millones de habitantes- decidió en noviembre confinar a los no vacunados para hacer frente a la creciente ola de contagios de covid-19 que azota Europa, distinguiéndose de la estrategia de otros países de la UE. Después amplió las restricciones a los vacunados, afectando también a las tiendas, los restaurantes, los lugares de ocio, aunque eximiendo a las escuelas.

También se desmarcó del bloque europeo con el anuncio de una política de vacunación obligatoria programada para 2022. Según el proyecto de ley filtrado por los medios, la multa que podrá recibir una persona mayor de 14 años por no vacunarse será de 600 euros y se podrá renovar cada tres meses.

Pero Nehammer tendrá que lidiar con una parte de la población que se opone a esas medidas. El 4 y el 11 de diciembre, más de 40.000 personas se manifestaron en la capital contra la vacunación anticovid obligatoria y el confinamiento de quienes se niegan a vacunarse.

En ese difícil contexto, el nuevo canciller, que se caracteriza por una barba de tres días y por sus sienes encanecidas, deberá terminar con la inestabilidad del país alpino. Desde 2016, Austria ha cambiado cinco veces de canciller.

Nehammer integró el gobierno a inicios de 2020 y es considerado como una persona "leal" con su formación conservadora, el ÖVP. Aunque no forma parte de su círculo cercano, es "un fiel seguidor de Sebastian Kurz", cuya línea dura sobre el derecho de asilo comparte, señala el politólogo Patrick Moreau. Pero al contrario del antiguo canciller, que encarnaba una imagen más joven del partido, Nehammer es considerado de la vieja escuela, aunque "consensual".

"Estabilizar" el país

Según el experto, este elemento debería "facilitar" el trabajo y "estabilizar" la coalición de gobierno, compuesta también por el Partido Verde. Este tándem sin precedentes fue puesto a prueba este año por varias diferencias ideológicas, pero sobre todo por una serie de casos judiciales.

El escándalo que terminó con la carrera de Kurz -que asumió el cargo con 31 años en 2017, convirtiéndose en el líder de un gobierno electo más joven del mundo- estalló a principios de octubre. La fiscalía allanó su despacho y varias sedes oficiales, incluyendo la Cancillería y el ministerio de Finanzas, en el marco de una investigación por acusaciones de que utilizó dinero público intercambiando espacios publicitarios por artículos elogiosos y sondeos favorables.

Kurz siempre negó los hechos y afirmó que espera probar su inocencia ante la justicia, pero posteriormente anunció que quería iniciar "un nuevo capítulo", "agotado" por las recientes acusaciones.

Desde la salida de Kurz, el partido conservador, en el poder desde 1987, ha perdido el primer lugar en los sondeos. El nuevo canciller tendrá que restaurar la imagen del partido e intentar mantener el rumbo hasta las próximas elecciones de 2024.

Así, el primer acto de Nehammer fue reestructurar el gabinete, nombrando a Schallenberg en su antiguo cargo de ministro de Relaciones Exteriores y cambiando al jefe de las carteras de Finanzas, Interior y Educación.

Pero apenas nombró a sus ministros, empezó una polémica.  Gerhard Karner, que deberá ser el nuevo ministro del Interior, es el alcalde de una ciudad que alberga un museo considerado poco crítico del canciller austriaco Engelbert Dollfuss (1892-1934), que lideró un régimen autoritario conocido como "austrofascismo". Los Verdes le pidieron "clarificar" su posición sobre el tema.

Por Anne Beade y Blaise Gauquelin