Londres - Uno de los principales motores de la campaña a favor del Brexit fue poner fin a la libre circulación de personas, para controlar así la llegada de inmigrantes. ¿Qué pasará con los 3,6 millones de ciudadanos europeos que viven en el Reino Unido cuando el país ya no forme parte de la Unión Europea?

El Gobierno británico asegura que este tema será prioritario, pero lo supedita al futuro de los 1,2 millones de británicos que viven en los otros países de la UE. La Comisión Europea coincide en la importancia del tema, destacando su complejidad (seguridad social, pensiones…). Los expatriados, entre tanto, siguen el debate con inquietud.

Los europeos en el Reino Unido

Algo más de 3,6 millones de ciudadanos europeos vivían en el Reino Unido en 2016, un tercio de los cuales en Londres y su región metropolitana, según estimaciones del Observatorio sobre Migraciones de la Universidad de Oxford basadas en los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS).

Calcular la población extranjera es un rompecabezas, porque registrarse en los consulados no es obligatorio. Así, Alemania, Francia, y España creen que tienen a 300.000 ciudadanos cada uno en el Reino Unido, el doble de las estimaciones oficiales.

Con un millón de personas, la polaca es la comunidad extranjera más numerosa en el Reino Unido, y en 2015 superó por primera vez a la india. Esto se explica porque el Gobierno británico fue uno de los pocos que les abrió las puertas sin restricciones en cuanto su país ingresó en la UE en 2004. El levantamiento de las restricciones en 2014 a búlgaros y rumanos tuvo un efecto similar, sobre todo en los segundos, que son ya la tercera fuente de emigración europea al Reino Unido.

Estas sucesivas olas migratorias del este provocaron una crispación que salió a la luz durante la campaña del Brexit. El saldo migratorio (la diferencia entre inmigrantes y emigrantes) alcanzó un récord histórico a favor de los inmigrantes en noviembre de 2015, a siete meses del referéndum.

Las últimas cifras oficiales publicadas en febrero de 2017 muestran que este saldo (+273.000 personas en el periodo de doce meses que terminó en septiembre de 2016) cayó a su nivel más bajo desde junio de 2014. Según la ONS, este descenso, saludado por el Gobierno británico, se debió al creciente regreso a sus países de los europeos del este.

Sin embargo, "es todavía demasiado pronto" para atribuir la partida de los europeos al resultado del referéndum, estimó Nicola White, responsable de estadísticas migratorias en la ONS.

Su importancia

Todos los estudios señalan que los inmigrantes vienen al Reino Unido sobre todo a trabajar. De los 3,6 millones de europeos en el Reino Unido, 2,2 millones tenían empleo, según la ONS. Un 73% de los que llegaron en 2015 vinieron a trabajar, atraídos por un mercado de trabajo dinámico y un desempleo bajo, y el 21%, a estudiar.

Camareros, banqueros, enfermeras... Los inmigrantes europeos trabajan en el sector de la hostelería y la restauración (24%), las finanzas (18%) y servicios públicos (17%), como la sanidad.

Estos sectores son los primeros en inquietarse, sobre todo el sanitario. Un informe parlamentario publicado el 28 de abril de 2017 cifró en 60.000 el número de europeos que trabajan en el NHS (Servicio Nacional de Sanidad) en Inglaterra. "El impacto" del Brexit "en su moral es preocupante", advertía el informe.

En la City de Londres, los bancos se sienten empujados a trasladar una parte de su actividad a la Europa continental.

En el campo británico, que emplea a muchos temporeros europeos, reina la preocupación. "Es muy simple: sin los inmigrantes europeos, no podríamos funcionar", dijo Nick Ottewell, un productor de lechugas del condado de Kent.

Antes del referéndum, para convencer a los británicos de que permanecieran en la UE y dar garantías a los euroescépticos, el Gobierno conservador propuso restringir el acceso de los inmigrantes europeos a algunas ayudas sociales. Sin embargo, varios estudios, como uno de la Universidad College London, demostraron que los inmigrantes son contribuyentes netos y pagan más en impuestos de lo que reciben en ayudas sociales.

Los partidarios del Brexit replican que no se tiene en cuenta la presión adicional que suponen los inmigrantes en viviendas, escuelas y hospitales. Otro argumento recurrente es que los inmigrantes hacen bajar los salarios, una tesis que resiste mal a los análisis. "Todos los estudios demuestran que la inmigración no tiene ningún impacto en el nivel salarial, o lo tiene de manera muy marginal", insistió Jonathan Wadsworth, autor de un estudio sobre este tema para la London School of Economics.

Su futuro

Londres y los 27 afirman dar prioridad en las negociaciones a la suerte de los expatriados. Pero sin despejar sus dudas y temores. ¿Necesitarán permisos de residencia? ¿De trabajo? ¿Convertirse en británicos? ¿Cobrar un determinado salario para quedarser? ¿Irse?

Ante estas dudas, las solicitudes para obtener la ciudadanía británica se han disparado desde el referéndum. Los solicitantes se enfrentan a un "infierno burocrático", en especial los demandantes del permiso de residencia, que tienen que haber vivido al menos cinco años en el Reino Unido y demostrarlo con todo lujo de papeles. El Gobierno británico simplificó recientemente los trámites, pero siguen siendo engorrosos.

Con todos los documentos solicitados, "el dossier pesa 10 kilos", explicó Nicolas Hatton, un francés que lleva 20 años viviendo en el Reino Unido y que fundó la organización The 3 million (Los tres millones), que defiende los derechos de los inmigrantes europeos.

Joan Pons, un enfermero español del NHS, vive desde hace 17 años en el Reino Unido. Desde la victoria del Brexit, sus tres hijos, nacidos en el país, "tienen miedo de que nos vayamos de vacaciones a España y no nos dejen volver", lamenta.

Los 'Brexiteers' aseguran que son temores infundados y que quienes viven aquí podrán quedarse. Pero, ¿quienes viven aquí desde cuándo? Y, ¿qué trámites habrá que seguir? ¿En qué plazos?

Para los trabajadores menos cualificados de la restauración, el Gobierno británico está considerando ya conceder permisos de trabajo especiales que han sido bautizados como "visados de barista". De un periodo limitado (dos años), no darían acceso a ayudas sociales, pero permitirían a los jóvenes europeos seguir viniendo a trabajar a los cafés británicos.

Lo mismo se están planteando en el caso de los temporeros agrícolas. Nico, un rumano de 25 años que trabaja en el campo en Kent, se siente confiado. "Sé que nos necesitan", explicó.

Pero otros inmigrantes europeos prefirieron irse ya del país y se da por descontado que muchos candidatos potenciales a venir al país han desistido de hacerlo.

Eso explicaría los problemas de la sanidad británica para cubrir sus vacantes. Según las cifras del Consejo de Enfermeras/os y Comadronas Británicas (NMC) publicados a finales de enero, el registro de enfermeros/as europeos ha caído un 90% desde el referéndum, pese a que el NHS, "con 24.000 puestos vacantes, necesita imperativamente a los europeos", se quejó Janet Davies, directora del Real Colegio de Enfermería.

Por Jacques Klopp

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